domingo, 5 de febrero de 2012

COMPORTAMIENTOS FASCISTOIDES PRO GARZÓN


            Ni es la primera vez, ni será la última, que un juez es procesado. Como cualquier otro ciudadano -¡faltaría más!- ha de someterse a la Justicia si, ante una acusación de comisión de un posible delito, hay claros indicios de que está implicado y es imputado por ello. Es lo normal en cualquier país democrático, menos en el nuestro. Lo pone de manifiesto el alboroto callejero y mediático surgido tras los procesos abiertos al juez y político Baltasar Garzón, quien, con las mayores garantías, comparece ante el Tribunal Supremo como aforado para defenderse de acusaciones interpuestas contra él. En definitiva, tres causas abiertas por unanimidad por la Sala Penal del Supremo que le imputa presuntos delitos de prevaricación y cohecho. Tres procesos que, como todos los demás, juzgarán sobre la culpabilidad o inocencia del imputado. Es improcedente menospreciar a los demandantes y a sus intenciones, así como ensalzar al demandado y a su trayectoria. Arremeter contra el juzgador, intolerable. En un Estado de Derecho, como es el caso, se ampara a todo ciudadano, por abominable que sea o parezca a algunos, en su derecho a interponer las demandas que considere oportunas, al igual que al de defenderse de ellas con arreglo a la ley. El juzgador no juzga trayectorias personales ni actitudes morales o ideológicas, sino hechos concretos denunciados. Trata de saber si el imputado, en este caso Garzón, actuó de acuerdo a la legalidad o no, pero sólo en los casos que se juzgan y al margen de lo honorable que sea o parezca el personaje o su trayectoria. Lo contrario es propio de una Justicia totalitaria y dictatorial, especialmente si lo hace el TS, único órgano jurisdicional con jurisdicción en todo el territorio y tribunal superior en todos los órdenes, incluido el penal, salvo lo dispuesto en materia de garantías y derechos constitucionales que compete al Tribunal Constitucional. El TS pues concluirá si Garzón prevaricó, erró o acertó en su actuación.
            Sin embargo algunos personajes con cierta proyección mediática, tergiversando los hechos, presentan el proceso a Garzón como “el juicio de la vergüenza” que pretende impedir la investigación de los crímenes franquistas y favorecer a los corruptos frente a sus perseguidores. Autodenominándose “progresistas” y agrupándose en torno a una pintoresca plataforma, “Solidarios con Garzón”, tachan al Tribunal Supremo como “un instrumento del fascismo español…aliado de la corrupción y de la extrema derecha” y, erigiéndose en jueces supremos al estilo fascista, concluyen que “Garzón es inocente, diga lo que diga el Tribunal Supremo” y le declaran “la última víctima del franquismo y la primera del Gürtel”. Todo un ejemplo de democracia por su respeto y acatamiento a las instituciones democráticas que nos hemos dado. ¿Qué irregularidades ha cometido el Supremo para merecer trato tan vejatorio? Tan insignes personajes no denuncian ni una sola, se limitan a descalificarlo de forma genérica sin ningún argumento concreto. Ocultan que lo que se juzga es si Garzón prevaricó en su actuación en el proceso que inició por la desaparición de personas durante la guerra civil y el franquismo, cuando antes rechazó hacerlo sobre lo acaecido en Paracuellos con sólidos argumentos que ahora no contempla. Saben que no se le juzga por perseguir los crímenes franquistas, sino por no hacerlo presuntamente con arreglo a la legalidad vigente. Ocultan que lo que se juzga es si prevaricó al autorizar escuchas de las conversaciones en prisión entre imputados por el “caso Gürtel” y sus abogados, vulnerando el derecho fundamental a la defensa. Saben que no se le juzga por perseguir a los corruptos, sino por no hacerlo conforme a derecho, lo que puede incluso beneficiarles si se anula lo actuado de forma incorrecta. Nada dicen sobre la presunta prevaricación y cohecho por la financiación de las actividades de Garzón en Nueva York, nada por inadmitir sin abstenerse una querella interpuesta a uno de sus financiadores, el señor Botín. Nada de nada sobre este caso que, obviamente, tiene menos encaje que los otros para manipularlo políticamente.
            Es intolerable que, con comportamientos tan fascistoides, estos individuos, por muy progresistas que se autodeclaren, acusen de fascista incoherentemente al TS y, por tanto, al actual Estado español, que, en caso de serlo mínimamente, no les permitiría semejantes libertades tan indecentemente usadas. ¿Quieren que el TS desestime las demandas interpuestas, si en ellas hay indicios de delito, por ser el demandado tan ilustre personaje? Eso es precisamente lo fascista. ¿Dudan de las garantías de su defensa teniendo Garzón muchos más recursos para ello que cualquier otro ciudadano normal? ¿Acaso no le han aceptado incluso la recusación de una decena de magistrados en dos tribunales distintos? ¿Se ha vulnerado alguna de sus garantías procesales? Si es así, dígase y denúnciese. Si no es así, proclamen la confianza en un veredicto justo de inocencia o culpabilidad conforme a derecho que habrá que acatar. ¿O es que tienen previas dudas de culpabilidad y por ello anticipan tan impresentables algaradas?. No se entiende que estos personajes hayan hecho mutis por el foro en tantos casos juzgados por el TS en democracia, gobernando el PSOE o el PP, y ahora irrumpan en el escenario de la demagogia con tanta virulencia. Menos aun cuando algunos, como profesionales del derecho, han sido y son parte del Sistema Judicial. Y es totalmente incompresible que lo hagan miembros destacados del PSOE sin sonrojarse por no haber denunciado o eliminado el supuesto fascismo que ahora denuncian cuando gobernaron incluso con mayoría absoluta. Que se sume a la farsa la señora Chacón, ministra de Defensa antesdeayer y aspirante a Presidenta de Gobierno pasado mañana si su partido no lo impide, no merece calificativo, refleja el sentido de Estado que tiene el personaje -¿o se dice personaja?-. No obstante, lleva razón al decir que “algo falla en este país”, el problema es que no se entera o no quiere enterarse de lo que está fallando.
                                   Fdo. Jorge Cremades Sena 

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