domingo, 4 de agosto de 2013

AMENAZA TERRORISTA

                        La noticia de que EEUU, tras interceptar mensajes electrónicos de Al Qaeda, cierra una veintena de sus embajadas y consulados en distintos países del Norte de África y Oriente Medio como medida preventiva ante el peligro inminente de un atentado terrorista, ha desatado las alarmas en la mayoría de los países del llamado Mundo Occidental, al extremo de que, de momento, se han sumado a la iniciativa norteamericana, aunque de forma más restringida, Inglaterra, Francia y Alemania, mientras que Canadá se limita a poner en marcha una alerta de viaje como la que ya tiene establecida EEUU. Desde los trágicos atentados en Nueva York y luego en Madrid, junto a otros de menor atrocidad (si es que se puede hablar de atentados poco atroces) en distintas capitales europeas, la sensación de inseguridad de los países occidentales frente al radicalismo islámico es una constante inevitable. Baste el ejemplo, aunque sea de menor entidad, del blindaje por parte de Interior de la ciudad española de Ceuta con motivo de la celebración de su feria y tras la detención de varios yihadistas y las amenazas posteriores de un imán, instando a castigar a los “opresores” y suplicando a Alá que “atemorice a los policías”. Soflamas que, junto a otras de carácter sexista contra la dignidad de la mujer, a las que ya nos vamos acostumbrando, no sólo atentan contra los valores de la llamada “civilización occidental”, sino también, contra los derechos humanos más elementales, rozando, cuando no incurriendo, en lo delictivo.
            Y esta alarma, desvelada por EEUU, coincide con la polémica, desatada por Snowden, sobre el asunto de la vigilancia y control que practican las agencias de inteligencia estadounidenses, interfiriendo nuestra intimidad con escuchas de nuestras conversaciones privadas a través de sofisticados métodos. Desde mi punto de vista habría que hacer un gran esfuerzo para que dejen de producirse estos desencuentros entre el derecho a la seguridad y otros determinados derechos, no vaya a ser que, como a veces sucede, quien se esmera por garantizar la seguridad de todos se convierta encima en el malo de la película. Es la sensación que tuve cuando, por la muerte de bin Laden, algunos casi pidieron la ejecución del comando que lo mató por no haberlo capturado vivo; suelen ser quienes, no sé si por ingenuidad o estupidez, piensan que se puede afrontar una guerra nuclear con tirachinas. Escribí entonces un artículo, políticamente incorrecto, titulado “Seguridad internacional y nacional” que está colgado en mi blog “Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/ con fecha 8-5-2011 y publicado en Diario Información el día 5. Os lo recomiendo. Hay asuntos que me enervan sobremanera.
            En fin, esta noticia de la alerta terrorista es la que acapara mi atención, mientras sigo sin entender el interés de las autoridades gibraltareñas y británicas para que los controles fronterizos sean más suaves. Menos mal que nuestro ministro de Exteriores, parece que al final va a intentar poner las cosas en su sitio, es decir, conseguir el objetivo de “aplicar la legislación española y comunitaria en materia de lucha contra el contrabando, el fraude fiscal y la protección del medio ambiente”. Eso, y ya puestos, buena falta hace de que se aplique la legislación española en el resto de materias. ¿Cómo es posible que el anuncio de aplicarla se convierta en noticia? La noticia, debiera ser lo contrario, es decir, su incumplimiento. Seguro que, si así fuera, muchos de los que campan a sus anchas, como por ejemplo el señor Mas, paradigma de saltarse la legalidad a la torera, dejaban de hacer juegos malabares como los que el presidente catalán hace con su corrupta, presuntamente, formación, CDC, que, por cierto, estando ya imputada por financiación ilegal y con su sede embargada, tiene la suerte de que nadie, ni de izquierdas ni de derechas, se dedique por los platós de televisión a solicitarle la dimisión. Ni siquiera quienes permanentemente tienen por norma exigirlo a los cuatro vientos de forma insistente a los dirigentes de otras formaciones políticas, como hace, por ejemplo, Pilar Rahola. El nacionalismo hace tan extraños compañeros de cama que, ya ven, hasta se pueden saltar la legalidad a la torera. Eso sí, con el permiso de todos. ¡Faltaría más!

                                               Jorge Cremades Sena

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