viernes, 2 de agosto de 2013

SIGUE BAJANDO EL PARO

                        Entre las valoraciones de la comparecencia de Rajoy en el Congreso, la controversia de si ganó el Presidente o Rubalcaba, y las especulaciones sobre las causas del trágico accidente ferroviario de Santiago, que tanto juego dan en los medios de comunicación, especialmente en los televisivos, se cuela una noticia de vital importancia. Sigue bajando el paro registrado en España por quinto mes consecutivo, algo que no sucedía desde 2007. Respecto al mes anterior el paro registrado baja en julio 64.866 personas, más del doble que la de julio de 2012, dejando el número total de parados en 4.698.814, que sigue siendo una barbaridad insoportable. En todo caso, una gran noticia ya que, según el propio Rajoy, en los últimos cinco meses 341.408 personas se han borrado de las listas públicas de empleo, disminuyendo el número de parados en 149.000 personas, al extremo que la disminución es “la más intensa desde el año 2004”.
Desde mi punto de vista, no hay que echar las campanas al vuelo, pero tampoco hay que pasar de largo ante unos datos que, por su continuidad y su dimensión, dan una cierta esperanza a que se esté iniciando un cambio de tendencia que, de confirmarse, sería la mejor de todas las noticias. Ya sé que, pormenorizando en los datos, se constata que cae el empleo indefinido frente al temporal, pero también sé que la mayoría de las personas que están en paro se alegran infinitamente cuando se les da la oportunidad de trabajar aunque sea temporalmente o con un contrato no indefinido. La desgraciada experiencia que nos ha traído la crisis nos ha hecho comprender que no hay nada peor que estar parado y no poder ganarse la vida por sí mismo, aunque desde los sindicatos, como es lógico, se defienda a ultranza (aunque ellos no lo practiquen con sus propios trabajadores cuando necesitan hacerlo) la figura de un trabajo seguro e indefinido con las mayores garantías e indemnizaciones en caso de ser despedido. La dramática experiencia de miles de empresas quebradas con dicha normativa, dejando en manos del Fondo de Garantía Salarial las pertinentes indemnizaciones con los mínimos porcentajes y días por año trabajado, han puesto en evidencia que siempre es mejor una normativa más flexible, permitiendo un ajuste de las condiciones laborables si es necesario, que una normativa inflexible para no cumplirla. Así lo entienden los trabajadores y los sindicatos en la mayoría de los países civilizados del mundo.
            La polémica de si ganó Rajoy o Rubalcaba me trae sin cuidado. No está el asunto para competiciones oratorias estelares. Además, cada uno de ellos ya cuenta con sus respectivos voceros que intentarán ganar la opinión pública en favor de su respectivo valedor. Lo que me preocupa es la última encuesta del CIS que manifiesta que sus respectivos partidos, PP y PSOE, siguen cayendo en picado en intención de voto, mientras que, a gran distancia, IU y UPyD siguen subiendo. Me preocupa que a pesar de lo que está cayendo en el PP todavía sacaría una ventaja de 5´3 puntos sobre el PSOE si se celebrasen ahora elecciones (que ayer pedían que convocara Rajoy, prácticamente todos menos Rubalcaba), lo que supondría la configuración de un siniestro escenario de ingobernabilidad, que irá agudizándose si no se cambia dicha tendencia. No sé por qué, la noticia de que el Tribunal Supremo italiano ha confirmado la pena de cárcel inapelable de Berlusconi, me ha levantado el ánimo sobremanera, no sólo porque dicho personaje se lo merece, sino también porque me ha traído a la memoria el panorama político de Italia y, a pesar de lo que aquí está cayendo, me he alegrado de que, de momento, no se van a celebrar elecciones en España, según dijo Rajoy ayer. Sería ya lo que nos faltaba. Menos mal que Rajoy y Rubalcaba coinciden al menos en esto, y, aunque tengo mis dudas si lo hacen por el interés general (como yo y supongo que como la mayoría de españoles) o por sus intereses particulares o partidistas, estoy totalmente de acuerdo con ellos. En todo caso, bienvenida sea la coincidencia. Quien tenga alguna duda al respecto, visualizando el debate parlamentario de ayer y analizando las posibles alternativas reales, resultantes hoy de unos hipotéticos comicios, seguro que despeja sus dudas al instante.
            Lo que se me escapa es que continúe la polémica pública sobre el accidente ferroviario de Santiago, paralela a la investigación judicial y técnica. El desfile de personajes a todas horas por distintos programas de televisión polemizando, opinando y especulando sobre las causas que provocaron el trágico accidente, que el juez investiga, sin aportar ningún dato nuevo, pero sí veladas acusaciones de responsabilidad sin saber bien a quién, me parece totalmente impresentable y fuera de lugar. Algo que tampoco es normal en los demás países civilizados. Valga el ejemplo de los dos trenes que, días después del accidente de Santiago, chocaron en Suiza con más de 35 muertes.
Está claro, España sigue siendo diferente.


                                   Jorge Cremades Sena

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