sábado, 3 de agosto de 2013

SUBE LA LUZ Y EL FMI NOS METE UN DEDO EN EL OJO

                        Desde mi punto de vista la noticia de mayor interés ciudadano, al menos por sus efectos prácticos inmediatos, es que sube la luz, mientras que el FMI, para que lo veamos todavía peor, aunque reconoce que se están dando aspectos positivos en España para superar la crisis, manifiesta que el proceso será lento y que hasta dentro de cinco años no conseguiremos sentir sus efectos, cuestión que inmediatamente el gobierno español desmiente, adelantándolo a dos años antes. En todo caso, bienvenido sea este reconocimiento de que podemos estar ante las primeras luces que nos indican la salida del túnel por costosas que sean. El pesimismo del FMI sobre España no desvela nada que los españoles no sepamos, pues los primeros pesimistas somos nosotros. Lo que añade nuevos motivos de preocupación son las medidas que el FMI propone para proseguir este difícil camino de la recuperación pues, justo cuando el Gobierno nos sube la luz una vez más y al final conseguirá dejarnos a oscuras, le viene a decir que lo que hay que hacer, si queremos ver las primeras luces de la salida del túnel, es rebajar los ya rebajados salarios un 10% más, hacer una reforma laboral más agresiva, reducir las contribuciones de las empresas a la Seguridad Social y subir el IVA. Menos mal que, dicho esto, la señora Lagarde, supongo que con su sueldo ya rebajado, nos anima diciendo que “Puede ser que ya se vea la vuelta de la esquina”. Algo es algo.
            En otro orden de cosas me llama la atención que, una vez más (la última fue en noviembre), nuestro embajador en Londres haya sido convocado por el Gobierno británico por cuestiones relacionadas con Gibraltar. En este caso, por las dificultades en el llamado “paso del estrecho” que, como todos los años, se repite por estas fechas vacacionales de los norteafricanos que trabajan en Europa y lo aprovechan para visitar a sus familiares en África. Pues bien, mientras medio mundo, empezando por Inglaterra, promueve protocolos de control cada vez más estrictos de los viajeros por tierra, mar y aire, sorprende que nuestro embajador en Londres haya sido convocado por el Gobierno británico para expresarle su “preocupación” por los retrasos que dichos controles producen en el paso de la frontera con Gibraltar, El Secretario de Estado de Exteriores, Hugo Swire, califica los controles que hacen las autoridades españolas como “desproporcionados” y, por tanto, los retrasos pertinentes como “injustificados e inaceptables” ya que “no tienen cabida en una frontera entre socios de la Unión Europea”. Desde mi punto de vista si, como supongo, los controles se ajustan a la normativa vigente, ya que de no ser así bastaría plantear una denuncia a la UE, lo que habría que responder por parte de nuestro embajador es que lo que realmente no tiene cabida entre socios de la UE es que uno de ellos mantenga una colonia en el territorio del otro. ¿Se lo ha planteado así nuestra embajada? Parece ser que no. Pues bien, como además el ministro británico William Hague, también ha planteado a su homólogo español García-Margallo su preocupación al respecto, pidiéndole una “rápida solución”, no hubiera estado de más que, por reciprocidad, nuestro ministro hubiese exigido lo propio sobre los problemas que las autoridades gibraltareñas causan a los pescadores españoles de la zona para que en lo sucesivo no tengan que ser escoltados por patrulleras de la guardia civil para poder trabajar. Hubiera sido un buen gesto.
            Y, para finalizar, una de espías. El indulto real de un pederasta español, condenado a 30 años de cárcel en Marruecos, ha provocado, como es lógico, la indignación generalizada de la sociedad civil marroquí. Dicho indulto forma parte de un paquete de indultos como medida de gracia del rey alauí que, entre más de mil presos, engloba a 48 españoles, que en su reciente visita a Rabat supuestamente le había solicitado el rey Juan Carlos. Al margen de la consideración que cada uno tenga sobre este tipo de medidas, a mi juicio totalmente injustas, lo que más me llama la atención es que ha desencadenado una serie de malentendidos entre España y Marruecos totalmente imprevistos. Resulta que el indultado en cuestión puede que ni siquiera sea español, aunque en la documentación penitenciaria marroquí figura como “español de origen iraquí”, pues se especula con que su identidad española le ha sido facilitada por los servicios secretos después de sacarlo de Irak, donde ejercería labores de espionaje para colaborar en el derrocamiento de Sadam Husein, convirtiéndole en un profesor universitario español. En definitiva, un desencuentro de considerable magnitud entre las autoridades españolas y marroquíes. Mientras Juan Carlos I agradece a Mohamed VI su generoso gesto, considerándolo como “una muestra singular de amistad entre los dos pueblos”, fuentes del ministerio español de AAEE dicen que son las autoridades marroquíes quienes elaboran la lista de indultados y que las españolas no han propuesto ningún nombre, limitando su actuación al ámbito consular; mientras el CNI desmiente los rumores de cualquier relación con el citado recluso, medios de comunicación marroquíes dicen que su liberación ha sido “a petición del servicio secreto español”, junto a otras fuentes que apuntan a un acuerdo “entre el DGED –servicio secreto marroquí- y su equivalente español el CNI”; y, mientras el gobierno marroquí declara que el indultado ya ha sido extraditado a España, no se entiende dicha extradición ya que el Gobierno español no la ha solicitado. En definitiva un escabroso asunto, plagado de contradicciones, que, desde mi punto de vista, debiera esclarecerse de forma contundente. Entretanto, según fuentes diplomáticas, parece que durante la gestión de Juan Carlos I sólo dio un nombre a Mohamed VI, el de un preso con problemas de salud, y no para que se le indultara sino para que fuese trasladado a España en donde seguiría cumpliendo su condena; por lo demás sólo se mostró confiado en que, cuando se celebrase la Fiesta del Toro (evento en el que Mohamed VI decidió tan amplio indulto), su anfitrión fuese generoso con los presos españoles. ¿Quién entiende todo este embrollo? Yo, confieso que no lo entiendo. Sólo entiendo, comparto y apoyo la indignación de los marroquíes por la liberación de tan peligroso e indecente condenado, esperando que ellos también entenderán la mía –y supongo que la de la mayoría de españoles- porque semejante individuo circule desde ahora con total libertad en España.
Entretanto, sigamos haciendo cábalas sobre quién triunfo en el pasado debate parlamentario, Rajoy o Rubalcaba.
            Por cierto, en mi blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/ acabo de colgar mi último artículo. Se titula “Simplemente indecente”, como otras tantas cosas que suceden en España.                               


Jorge Cremades Sena

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