jueves, 26 de septiembre de 2013

ENTRE SUMISIÓN Y SECESIÓN

                        Tengo el pleno convencimiento de que si dejamos el asunto soberanista en manos de Durán i Lleida, pronto despejaremos el problema en beneficio de todos los españoles con la inestimable ayuda de Navarro, Rubalcaba, Elena Valenciano y compañía. La “tercera vía” que propone el líder de Unió, equidistante entre la “sumisión” y la “secesión” va en la misma dirección de esa especie de “federalismo asimétrico” que, inventado por el ocurrente Maragall, tanto gusta al PSC de Navarro y tantos quebraderos de cabeza causa al PSOE de Rubalcaba. Yo supongo que, en todo caso, bien sea la “tercera vía”, bien el “federalismo asimétrico”, tendrá que plantearse, sin lugar a la más mínima duda, dentro de los cauces democráticos y, para evitar especulaciones, tanto Durán como Rubalcaba, debieran hacer piña, explicándoselo claramente a todos los españoles. También, advirtiéndoles a quienes están en la órbita de la ilegalidad y la antidemocracia, que, abierto el melón, tendrán que apechugar con todas las consecuencias derivadas del resultado democrático final. Hablar de terceras vías o federalismos indefinidos es muy fácil, hacerlo desde la ambigüedad calculada, también, pero concretar el recorrido, las condiciones y los mecanismos que puedan hacerlo viable es bastante complicado y aventurero. Más aún si desconocemos de qué tipo de “sumisión” partimos y qué tipo de “secesión” queremos. En fin, mientras el resto de partidos políticos, para bien o para mal, tienen bien claro lo que quieren, tanto UDC como PSC-PSOE no sólo lo desconocen sino que además no saben por dónde van y, al menos, debieran entender que es imposible soplar y sorber al mismo tiempo, por más tiempo que sigan intentándolo.
            Entre unos y otros, al final, el embrollo del referéndum apenas deja espacio ni tiempo para tratar otros asuntos. Ni siquiera los medios se ponen de acuerdo sobre lo que Artur Mas pretende. Para unos “condiciona la consulta a que sea legal o tolerada por el Gobierno”, para otros “lleva a Cataluña a un callejón sin salida”, cuando, ambas cosas son opuestas. Si todo va a ser legal, no hay que temer callejones sin salida, ya que a éstos sólo se llega por los caminos de la ilegalidad. El problema es que a medida que se acerca la mágica fecha de 2014, que exige Junqueras para la consulta ilegal, Mas, como ya acostumbra, prefiere seguir engañando a los catalanes con sus ensoñaciones imposibles o muy difíciles de conseguir desde la legalidad, imputándole a Rajoy que, caprichosamente no le autoriza. La maldita España, que aprobó la Constitución (con el inestimable y amplio respaldo de Cataluña), sigue siendo la culpable. Por tanto, lo que hay que hacer, es desenmascarar a Mas ante la opinión pública, en vez de poner paños calientes, pues todo el mundo sabe que el Gobierno, si autorizara la consulta soberanista, estaría cometiendo una ilegalidad. Si Mas quiere hacerlo, sin tener competencias para ello, es su problema y punto. No vale pues decir que “condiciona la consulta a que sea legal o tolerada por el Gobierno”, una falsa disyuntiva, ya que es como decir que lo condiciona a que sea legal o ilegal. Una verdadera falacia, como su manido "sí o sí" cuando se pone eufórico y totalitario. Si Mas no sabe cómo salir del callejón sin salida en el que voluntariamente se ha metido, el peor favor que se puede hacer a Cataluña y a todos los catalanes, es suavizar la gravedad del asunto con ambigüedades y medias verdades calculadas. Bien lo sabe, entre otros, la patronal catalana al rechazar entrar en el pacto por el Derecho a Decidir. Como cualquier organización medianamente sensata no entienda que, si ya Mas sostiene que “Cataluña no confía en el Estado”, haya nada que decidir que él no haya decidido ya. Un absurdo más de Mas que, identificándose con el Estado (catalán) e identificando a Rajoy con el Estado (español), sólo le falta manifestar que es el más genuino representante del absolutismo poniendo en su boca la famosa frase, atribuida a Luis XIV, de que “el Estado soy yo” y, obviamente, en quien no se puede confiar es en Mas. Si los científicos acaban de descubrir un arma contra la resistencia antibiótica para combatir uno de los principales problemas que tiene la medicina, esperemos que los politólogos descubran el arma adecuada para combatir el virus del nacionalismo irresponsable y visionario, uno de los principales problemas que tiene la democracia.
            Entretanto Rajoy quejándose en la ONU de que Gibraltar sea la única colonia existente en Europa y buscando un lugar en el Consejo de Seguridad. Mientras la empresa del cuñado de Artur Mas factura a la Generalitat más que algunas multinacionales (no para todos hay crisis), la operación del Rey es un éxito (y encima el cirujano no cobra), las tropas españolas se retiran de Afganistan (de una guerra que nunca existió pero que produjo muchas muertes), se pone fin al asalto de Nairobi (dejando un baño de sangre), se eleva la previsión del PIB del 0´5 al 0´7% para 2014 (los enanos también crecen) y, además, la Junta de Andalucía decide controlar los ahorros de los enfermos terminales para evitar que eludan el impuesto de sucesiones (eso es gestión tributaria y lucha contra el fraude fiscal; lo demás son tonterías).
¿Se puede pedir más? A Mas, desde luego que no; nada bueno tiene que ofrecer. A Durán, Rubalcaba y compañía, probablemente sí; aunque sólo sea para que sepamos dónde está cada uno de nuestros representantes políticos.


                                               Jorge Cremades Sena

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