jueves, 24 de octubre de 2013

ADIOS A LA RECESIÓN

                        Jamás una despedida puede causar tanta alegría. La recesión económica, tras nueve largos trimestres conviviendo con nosotros, por fin nos dice adiós. Un adiós que ojalá no sea un hasta luego, pues, de momento, su retirada es tan cercana que, en cualquier instante, se le puede ocurrir volver a visitarnos, cuando todos esperamos que su viaje sea largo y definitivo. Esperemos que sea así. No obstante hay que alegrarse. Ya era hora de que nuestra economía creciera aunque sea tímidamente, un 0´1%, acompañando y avalando el resto de datos positivos que últimamente vienen dándose al respecto, entre ellos el proporcionado por el INE que, según su última EPA, arroja una reducción del desempleo en España de un 1´2% respecto al segundo trimestre, lo que, supone que casi 73.000 personas hayan abandonado el negro pozo del desempleo. Una leve caída que, frente a los millones de parados que siguen en dicho pozo, apenas supone un alivio perceptible, aunque sí haya que apreciar lo que, a todas luces, significa, por fin, un cambio de tendencia en el ritmo de destrucción de empleo desde hace ya demasiados trimestres. Y todo ello, a pesar de que algunos asuntos, como la situación de inestabilidad en Cataluña, no supongan el escenario más adecuado para los inversores, siendo, según Montoro, la mayor amenaza para la recuperación. Y algo de razón ha de tener cuando, por ejemplo, la catalana empresa Freixenet paraliza la construcción de un nuevo centro logístico en Sant Sadurní d´Anoia en el que pensaba invertir 35 millones de euros, seguramente a la espera de que se despeje el horizonte del independentismo, aunque los más pesimistas piensen que es para contener la producción de cava ya que no hay nada que celebrar. Esperemos que durante mucho tiempo el cava siga estando presente en nuestras fiestas.
            En otro orden de cosas hay que destacar el impacto mediático que sigue teniendo el asunto de la sentencia de Estrasburgo sobre la aplicación de la “doctrina Parot” a los condenados por delitos cometidos antes de la vigencia de la misma. La imagen de Inés del Río en libertad, la de Troitiño en Londres, la solicitud a la Audiencia de otros 36 presos para que se les trate igual que a Inés del Río, la lógica indignación de las víctimas, junto al apoyo y preocupación de la mayoría de la población por la indeseable situación, desborda con frecuencia el cauce de serenidad necesaria que requiere semejante varapalo que, como decía ayer, sólo es culpa nuestra, para ser más exacto, de nuestra deplorable legislación vigente cuando se produjeron tan execrables hechos. Poco más se puede decir. Rajoy hace bien en recibir a las asociaciones de víctimas, a ponerse de su lado como hacemos la inmensa mayoría de ciudadanos, aunque algunos majaderos no lo hagan; pero ni él, ni su gobierno, ni ninguno de nosotros, puede hacer ya mucho más, salvo exigir que, de cara al futuro, aunque sólo sea como homenaje a las víctimas (aunque también lo es como reforzamiento del Estado de Derecho) se actúe enérgicamente contra quienes de palabra y obra actúan fuera de las leyes antiterroristas vigentes. Es intolerable que sobre personajes que hicieron tanto daño, no sólo a sus víctimas directas, sino al proceso democrático español, que, paradójicamente, les garantiza su libertad tras el cumplimiento de sus leves penas como consecuencia del reconocimiento de sustanciales beneficios penitenciarios, sean además considerados públicamente como una especie de héroes con quienes “la sociedad está en deuda”, tal como manifiesta públicamente la asociación Harrera Elkartea, porque “han contribuido a la transición a una sociedad más justa…”. Y si de cara al pasado, poco se puede hacer ya por enmendar el entuerto, si es mucho lo que se debe hacer de cara al futuro con quienes consideran la violencia y el tiro en la nuca como métodos válidos para conseguir no sé qué tipo de libertades. Tengo que ponerme del lado de Rosa Díez, líder de UPyD, cuando exige que recaiga todo el peso de la ley sobre estos elementos, y espero, como ella, que otros partidos, ojala que todos, se sumen a este tipo de iniciativas que debieran aplicarse “ipso facto” sin necesidad de que nadie las reclame.
            En fin, al margen de los asuntos de corrupción habituales (financiación ilegal del PP balear, facturas falsas o irregulares de la UGT-A, el asunto del Palau…) que, día a día, van ilustrándonos con nuevos datos y fechorías a medida que avanza la investigación judicial, desde mi punto de vista no quiero dejar pasar una noticia escalofriante, como es, un nuevo asesinato por razones de género. En este caso el de una joven rumana, incluso descuartizada, por su pareja en Torremanzanas, un pequeño pueblo de Alicante, que se suma a una estadística negra de un fenómeno que somos incapaces de zanjar de cuajo. Quienes, como yo, fuimos educados en una sociedad machista y evolucionamos hacia la igualdad desde nuestro más firme convencimiento del error de nuestros mayores, nos cuesta entender que nuestros jóvenes, como es el caso, regresen a ese pozo sin fondo de la violencia machista que, nosotros, sus padres, no les hemos inculcado, sino todo lo contrario. Algo tenemos que estar haciendo rematadamente mal para que la violencia machista no quede como un reducto a extinguir, localizado en personas muy mayores, sino como una lacra extendida incluso entre los más jóvenes, que, curiosamente y según una encuesta, uno de cada cuatro está insatisfecho con su vida. ¿Cómo estarían si les hubiera tocado vivir la vida que algunos tuvimos que vivir cuando teníamos su edad, entre los 15 y los 32 años? Mejor, ni pensarlo. ¿Es que lo hacían nuestros mayores mejor con nosotros? Mejor no seguir haciendo preguntas de tan difíciles respuestas. Menos mal que ante la rebaja del cine a 2´90 euros se han inundado las salas de espectadores, posibilitando cierta satisfacción a tan insatisfechas vidas… Nosotros ni siquiera podíamos ir al cine con cierta frecuencia… Seguramente por ello, cuando íbamos, éramos felices y estábamos satisfechos.


Jorge Cremades Sena

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