lunes, 11 de noviembre de 2013

FILIPINAS, VÍCTIMA DE LA NATURALEZA

                        No puedo, ni debo, iniciar el comentario de hoy sin mencionar la tragedia que sufre Filipinas a causa del tifón Haiyan, el más devastador de toda la historia del país que, por cierto, es uno de los más propensos a sufrir este tipo de fenómenos meteorológicos. Sin embargo, en esta ocasión se han desbordado todas las previsiones. Decenas de miles de muertos, cientos de miles de heridos, millones de afectados y amplias zonas devastadas de forma desoladora es un precio increíblemente alto que se cobra la madre Naturaleza entre una población bastante castigada a lo largo de su historia. Vaya por tanto la expresión de mi más profundo dolor que es la de todos los españoles bien nacidos. Que España, antigua metrópoli de Filipinas, esté a la cabeza en la ayuda, antes de la tragedia, y sea pionera en enviarla e incrementarla nada más conocerse la tragedia es algo que, como español, me llena de orgullo. Al menos en esto estamos haciendo lo que hay que hacer.
            Y volviendo a nuestro país, otro cataclismo. En este caso un cataclismo político que, salvo que me equivoque, puede tener consecuencias negativas. El giro del PSOE hacia la izquierda radical, al menos como propuesta de la Conferencia Política celebrada este fin de semana, al extremo de que la mismísima Elena Valenciano se jacte “a posteriori” de que haya salido “un PSOE más rojo”, deja huérfanos a millones de socialistas moderados y socialdemócratas que han asistido impotentes al lamentable fiasco provocado por el radicalismo y la incompetencia manifiesta del periodo zapaterista. Que ahora sus sucesores decidan disputar el voto a IU, que ya hoy mismo por boca de su líder le recuerda que lo importante es lo que se hace cuando se está en el gobierno y no lo que se dice cuando se está en la oposición, es, sencillamente, un camino incierto de indefinido destino. Abandonar el amplio terreno del centrismo, motor de gobernabilidad a lo largo de todo el periodo democrático, para meterse en el angosto terreno de los extremismos radicales es un negocio ruinoso que, en el mejor de los casos para el PSOE (y siempre en el peor de los casos para España), aboca, en caso de llegar a gobernar, a hipotecas ideológicas irreversibles, cuando no, en el peor de los casos para el propio PSOE, a que quien gobierne siga siendo el PP o, en este caso, la propia IU con el apoyo de los socialistas, que, de seguir las últimas tendencias, puede estar bastante cercana en apoyos a los socialistas.
            La estrategia de echarse a la calle para adherirse a las “mareas” y parar a la “derecha desalmada”, de denunciar los acuerdos con la Iglesia cuando jamás se hizo en los largos periodos de gobiernos socialistas, de impedir la libertad de que en la renta los cristianos decidan dar una parte de sus impuestos para la labor social de la Iglesia, de usar un lenguaje  trasnochado como acabar con las ´´élites” y “castas” cuando la sociedad siente que la mayor lacra social es la casta política…. y otras tantas perlas dialécticas por el estilo ya tiene un dueño, IU, con un electorado propio, y, al no haber gobernado jamás, cuenta con la ventaja de no incurrir en incoherencia a la hora de ofertar sus utopías irrealizables. Ya lo dice Cayo Lara, sin aplicárselo a sí mismo, de que lo importante es lo que se hace cuando se está en el gobierno pero no lo que se dice si se está en la oposición. Un juego en desventaja para quien ya pasó por ambas circunstancias.
            Y entretanto, como aviso para navegantes, la Junta creará un banco público para financiar las empresas de Andalucía. Puede ser una buena experiencia, una especie de ensayo, aportado por la nueva esperanza del socialismo español, Susana Díez, como inicio a imitar por el PSOE cuando gobierne con el apoyo de IU, como lo hace Susana en Andalucía, o, quién sabe, cuando gobierne IU con el apoyo del PSOE, que todo puede suceder en la viña del señor.
                                              

Jorge Cremades Sena

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