sábado, 23 de noviembre de 2013

SOMBRAS SOBRE RAJOY Y SOBRE MADRID

                        Mientras que las víctimas del “loco del chándal”, recientemente excarcelado, dicen con razón que es “una bomba para la sociedad” y la Fiscalía estudia activar protocolos de prevención contra los violadores excarcelados, una verdadera bomba amenaza con enterrar entre las sombras al partido del gobierno y, por ende, al mismísimo Rajoy. El juez Ruz, que investiga la famosa trama Gürtel, ve indicios de que el PP pagó en “B” las obras realizadas en su sede central, según los documentos del arquitecto que hizo las reformas ya que, al parecer, prueban que su pago fue en negro. Según el juez, aunque todavía a nivel indiciario, se confirmaría una presunta “corriente financiera de cobros y pagos continua en el tiempo al margen de la contabilidad remitida al Tribunal de Cuentas”. En “román paladino”, una contabilidad “B” en toda regla. Un asunto que, por cierto, a nadie coge de sorpresa ya que casi todo el mundo cree que es la forma habitual que tienen los partidos políticos de financiarse, pero que, a base de desmentirlo sus dirigentes, les deja con el culo al aire, si se demuestran los hechos, simplemente por sus mentiras, indignas de cualquier gobernante. Rajoy, por ejemplo, ha mantenido, por activa y por pasiva, ante el mismísimo Parlamento, que “en el PP no se ha llevado una doble contabilidad” en contradicción con lo que ahora parece que puede demostrar el juez Ruz. Por si acaso, el mismísimo Pons, nada más conocer la noticia, se ha apresurado a manifestar que en el PP son “tan honrados como todos”, una hábil manera de sugerir que en todos los sitios cuecen habas, pero inútil para sacar de las sombras de la duda la veracidad o mentira de las palabras de su presidente. De momento, no extraña pues que Rubalcaba se apresure a exigir una comparecencia de Rajoy y que Cayo Lara exija su inmediata dimisión, dando ya por probados los hechos que investiga Ruz… Como diría Pons, son tan exigentes con la trasparencia como todos, sobre todo, si se trata de la trasparencia de los demás, pero que, en este caso a quien se la exigen es a Rajoy.  En fin, el tiempo y el juez Ruz, dejarán el asunto en su sitio, como debe ser, pero, si aplicar el “mal de muchos, consuelo de tontos” puede valer para difuminar lo que es “vox populi” sobre la financiación de los partidos políticos, no difumina, bajo ningún concepto, las presuntas mentiras del presidente del Gobierno que, en caso de demostrarse, debiera presentar inmediatamente su dimisión, pues, incluso aceptando la tesis de Pons de que es el “único partido que puede sacar a España de la crisis”, no tiene por qué hacerlo bajo la batuta de un mentiroso. Alguien habrá, como en el resto de partidos, limpio de polvo y paja, al menos de momento, para tomar el testigo.
            Entretanto cabe dejar a Ruz que continúe sus investigaciones, como a Anticorrupción que siga pidiendo una investigación sobre Canal Sur, y a siete empresas públicas andaluzas más, por haber recibido subvenciones por un procedimiento similar al de los ERE, así como otros tantos asuntos sobre lo que algunos llaman “irregularidades”. De entrada, como dice el Director General de la Agencia Tributaria en plena polémica por Cemex (“nunca ha habido injerencias políticas en la Agencia…o “jamás he dado instrucciones para tratar mejor a una empresa”), todo se ajusta a la normalidad de forma escrupulosa, aunque, al final, se demuestre todo lo contrario. Bueno, no siempre… ¡para que llevarnos a engaños!
            Quien parece dispuesto a no caer en engaños es el Eurogrupo que tiene serias dudas de que tanto España como Italia puedan cumplir el objetivo de déficit, por lo que el Gobierno español, para hacerlo más creíble, se pliega a las exigencias, como no podía ser menos (bueno para la oposición, sí, hasta que llegue al gobierno), y promete revisar la reforma laboral, endureciéndola, tal como se le pide, para ahorrar 2.500 millones de euros. Cabe preguntarse si, tal como está el patio, no es posible ahorrar con otro tipo de medidas u otras reformas, como, por ejemplo, endureciendo la persecución contra el fraude fiscal, reduciendo empresas públicas obsoletas, cargos públicos, asesores, etc etc… Buscar siempre el dinero entre quienes menos tienen, entre los trabajadores y sus condiciones de trabajo, es una permanente inmoralidad. No extraña que, tras la reciente huelga de la limpieza en Madrid, ahora sean los encargados del alumbrado público quienes amenazan con un paro indefinido que, de hacerse antes de que salga la nueva ley de servicios mínimos, me temo que Madrid pasara de la más insoportable inmundicia a la más inquietante oscuridad.
Entre las sombras que se ciernen sobre Rajoy y las de Madrid no acabamos de ver la luz al final del túnel. Nos queda oscuridad para rato.


Jorge Cremades Sena

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