martes, 28 de enero de 2014

¿QUÉ PASA EN EL PP?

                        En el PP, desde hace algún tiempo, bajan las aguas turbulentas. Entre unas cosas y otras, justo cuando la gestión económica del Gobierno repunta de forma esperanzadora, una serie de militantes destacados se van dando de baja del partido. Obligados por asuntos de corrupción (Blasco, Carlos Fabra, Hernández Mateo…) o por discrepancias con la política gubernamental (Abascal, Ortega Lara….) o, ¡vaya usted a saber por qué!, el caso es que, de seguir así, el PP, al final, se queda sin gente. El último en abandonar el barco es Alejo Vidal Quadras, que pasa a las filas de Vox (el nuevo partido fundado por Abascal y Lara). Parece ser que lo hace, no por, sino para encabezar las listas del mismo a las próximas europeas y mantener así el escaño que ahora ostenta dentro del grupo popular. No obstante, la política antiterrorista, el trato a las víctimas, la política fiscal “socialdemócrata” (según ellos), el aborto, la forma de tratar el reto soberanista catalán, las consecuencias de “la doctrina Parot”….y otros tantos asuntos por el estilo están entre las razones que alegan para justificar su abandono de la militancia. Vidal Quadras dice tajantemente que “un partido no es un rebaño flanqueado por mastines tras el pastor”; Cospedal pasa del asunto y lo inscribe en el terreno de las decisiones personales, mientras que Alicia Sánchez Camacho señala que se ha ido tras conocer que no iba a ir en las listas europeas. En fin, él sabrá por qué, tras décadas de militancia, se marcha a Vox. Está en su derecho. Y en su derecho está asimismo Arantza Quiroga, presidenta del PP vasco, para decir que quiere “las manos libres para todo”, así como el resto de “barones” para públicamente o no, discrepar de las políticas auspiciadas por la cúpula dirigente o por el mismísimo gobierno de Rajoy, que viene a ser lo mismo.
            Quienes, por lo visto, no van a tener las manos libres para todo, van a ser los sindicatos. Al menos en lo referente a los cursos de formación. Empleo está dispuesto a ejercer un mayor control sobre los fondos destinados al efecto (más de trece millones de euros en 2012) para conseguir mayor eficacia y, sobre todo, para que se inviertan de forma clara y trasparente. Las mentiras, irregularidades, cuando no estafas, con dichos fondos, practicadas por los sindicatos y, especialmente por UGT-A, aconsejan, por el bien de todos, un tutelaje implacable. Es lo que sucede cuando los gestores no están a la altura de las circunstancia.
            Por cierto, y nunca mejor dicho, quien no está a la altura de las circunstancias es el avión del Príncipe Felipe que sufre su segunda avería en dos meses. Esta vez dejando al Príncipe tirado en Santo Domingo en su viaje hacia Honduras. Como, al parecer, se trataba de una avería menor en la sonda del depósito de aceite de uno de los motores, Defensa descarta sustituir el avión. En todo caso, lo que no se puede es seguir haciendo el ridículo más espantoso con estos incidentes aéreos. Si la nave está en buenas condiciones de uso, quienes puede que no lo estén sean los encargados de su mantenimiento que debieran ponerse las pilas para no seguir siendo el hazmerreir nacional e internacional en el futuro, aunque algunos dirán que no hay dos sin tres. Eso de dejar a Rajoy sin su avión, al extremo de tener que pedir uno a Bélgica, por haberle prestado el suyo al Príncipe, no parece lo más razonable.
            Y volviendo al PP, parece que se dispone a ceder en el asunto del aborto despenalizando el supuesto de malformaciones graves del feto. Al final todo apunta a un regreso a la Ley de Felipe González que jamás debiera haber sido modificada sin un amplio consenso, al margen de las preferencias de unos u otros por una ley de “plazos” o de “supuestos”. A mi juicio tan irresponsable fue la decisión unilateral de ZP como la actual. Un asunto de tanta complejidad y repercusión social no se puede despachar sin el asentimiento de una inmensa mayoría de los ciudadanos, cuando dentro de los mismos partidos hay grandes diferencias de opinión al respecto.
            Y por si todo lo anterior fuera poco, dos asuntos lo rematan: Mayor Oreja renuncia a presentarse como cabeza de lista a las europeas e Ignacio González liquida su política de gestión privatizada de hospitales madrileños. Aunque Mayor comunica que no se marcha a Vox (refugio futuro del sector más derechista del PP) su renuncia hurga en la herida abierta entre la cúpula popular y determinados grupos de militantes o simpatizantes del partido en el flanco más radical y extremista que, en todo caso, desencadena especulaciones de todo tipo para explicar las razones de su renuncia, que si la política antiterrorista, el cansancio, el no querer enfrentarse a Ortega Lara y compañía…. Y en lo que respecta al segundo asunto, aunque los tribunales no se hayan pronunciado definitivamente, ha bastado que el TSJM confirme la suspensión cautelar del plan de externalización hospitalaria para que González desista de su proyecto y sacrifique a Lasquetty como Consejero de Sanidad (alguien personalmente siempre paga el pato), renunciando a recurrir la decisión judicial con el argumento de no alargar más las incertidumbres y, ¡cómo no!, la marea blanca de manifestantes que llevan dos años inundando las calles madrileñas. Un aviso a navegantes en lo que queda por llegar que, tras lo acaecido en Burgos recientemente, bien pudiera valer para aprender la lección de que, por mucha mayoría absoluta y legitimidad que se tenga, siempre es mejor negociar con los afectados (en este caso todos los madrileños) o sus representantes sociales los asuntos importantes. Si como mantenía el Gobierno de Madrid era tan benefactor el proyecto para los madrileños nadie entiende (como sucede en Burgos) que se renuncie al mismo por la presión popular (del pueblo), especialmente si se hace el esfuerzo previo de explicarlo a todos públicamente; si no es así, nadie entiende que durante dos años se haya generado y soportado una tensión ciudadana a todas luces innecesaria. Para llegar a este destino final del viaje no se necesitaban alforjas.
            Que en el ecuador de la legislatura, con una mayoría absoluta que muchos quisieran, cuando parece que lo más traumático en política económica ya ha pasado y, según el Gobierno, lo mejor está por llegar, nadie puede entender esta especie de desmoronamiento partidario. La gente suele abandonar el barco cuando está a la deriva, pero, si no es el caso o, al menos, eso se dice, no sorprende que cada vez con más intensidad la gente no entienda lo que está pasando.
“¿Qué pasa en el PP?”, es la pregunta sin respuesta que, cada vez, mayor número de personas se hace, sean tirios o troyanos.


Jorge Cremades Sena

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