miércoles, 24 de diciembre de 2014

AGUIRRE, MONTORO Y CASTEDO

                        Sin lugar a dudas son los personajes mediáticos de hoy. Esperanza Aguirre se ofrece a Rajoy como candidata a la Alcaldía de Madrid, Montoro perdona los intereses a las CCAA y Castedo, ya era hora, deja por fin la alcaldía de Alicante a causa de la corrupción. Se aproximan elecciones y el PP intenta buscar la fórmula de contener la hemorragia de votos que vaticinan todas las encuestas.
El ofrecimiento de Aguirre es entendido, según unos u otros, como una presión a Rajoy o como la lógica consecuencia de que, tal como está el patio, al ser ella, según las encuestas, la mejor posicionada como candidata popular, no podría ser de otra manera, con lo que se despejan expectativas de otros pretendientes. Aunque desde el PP se advierte a Esperanza que el Presidente “no se deja presionar” y algunos lo consideren un desafío, aunque digan que Rajoy “es poco influenciable” y otros mantengan que lo que ha hecho la madrileña es ponerlo entre la espada y la pared, y aunque todos consideren que Rajoy decidirá “sin presiones”, la verdadera presión es que en la batalla de Madrid, plaza de vital importancia para cualquier partido, el candidato o candidata habrá de ser quien de partida tenga más posibilidades de atraer votos; en definitiva, quien tenga mejor valoración en las encuestas. Y es obvio que Esperanza Aguirre conoce el lugar que tiene en el ranking. Y además sabe que no está el horno para bollos.
Montoro, por su parte, intenta poner su granito de arena ante el año electoral que se avecina, poniendo encima de la mesa 8.000 millones, un nuevo fondo para calmar a las CCAA cumplidoras, descontentas con su decisión de perdonar los intereses de los préstamos derivados del FLA (Fondo de Liquidez Autonómica) a las que se acogieron al mismo. Montoro no exigirá un plan de ajuste para dar fondos a las autonomías cumplidoras, que se financiarían con un 0% de interés, y asume el coste del famoso “céntimo sanitario”, que supone unos 2.500 millones, con el aplauso del conseller catalán Mas-Colell que reconoce que “es una cantidad positiva”. Pero, como nunca llueve a gusto de todos, algunas de las autonomías cumplidoras, como Madrid o Castilla-León, ponen el grito en el cielo, enturbiando la paz que pretendía Montoro y, no sin parte de razón, consideran las propuestas del Ministro de Hacienda como una “gran injusticia” ya que supone un premio para los incumplidores con los compromisos de control de déficit y, por tanto, un castigo para aquellas comunidades que, como ellos, cumplieron con los compromisos adquiridos. En todo caso, lo que debiera hacerse es controlar que en ningún caso las CCAA utilizaran estos recursos para satisfacer gastos innecesarios, como, por ejemplo, sucede en Catalunya con el derroche en políticas independentistas precisamente.
Castedo, con su dimisión, tarde y mal, pone en evidencia la necesidad de que se ponga fecha de una vez por todas al momento en que cualquier cargo político deba dejarlo, sí o sí, en caso de estar inmerso en un proceso judicial. Hay asuntos que no pueden quedar al libre albedrío de las conciencias personales. Lo de menos es si Fabra lo consiguió tras dos meses de presiones o si la propia Castedo, ante lo que se le avecina, lo haya hecho por decisión propia, después de todo el daño causado a su propio partido y a los alicantinos; lo importante es que por ley se impida que cualquier cargo público denigre a la ciudadanía ejerciéndolo con comportamientos tan indecentes. Si, al parecer, se ha llegado a un principio de acuerdo sobre la financiación de fuerzas políticas en el sentido de que, por ejemplo, quede prohibida la condonación de las deudas de los partidos, no estaría de más que acordasen que ningún cargo pueda seguir ejerciéndolo bajo fundada sospecha penal, dejando claro a la ciudadanía que los corruptos no son tuyos ni míos sino nuestros, es decir, de todos.
Por supuesto que hoy también merece el título de personaje mediático Felipe VI que se estrenará personalmente con el habitual discurso de Navidad por parte de la Jefatura del Estado. Para algunos asume el reto bajo la sombra de la acusación a la Infanta, su hermana, planteamiento injusto teniendo en cuenta que cuando se produjeron los hechos ni él era el Rey, ni tenía posibilidad alguna de impedirlo; más aún cuando fue el miembro de la Casa Real que más enérgicamente reaccionó contra las andanzas de su cuñado Urdangarín. Por muy antimonárquico que se sea, para ser justos, “al César lo que es del César” y, al menos de momento, sembrar dudas sobre el Rey Felipe, me parece lamentable. Hay otros muchos argumentos para defender otras formas de Estado. Al parecer en su discurso, que no ha cambiado tras publicarse el auto de imputación a su hermana, abordará como tema central la corrupción y la necesidad de una regeneración en todas las instituciones.
En cuanto a otros asuntos se refiere, destacar que el Supremo niega la custodia compartida a las parejas en clima de conflictividad (ya era hora); que la recuperación se acelera al crecer el PIB un 1´4% en el último trimestre, reduciéndose el déficit del Estado un 10´3%, mientras la construcción vuelve a crecer por primera vez en seis años (excelentes noticias todas ellas); que siete presidentes de federaciones deportivas cobran más que Rajoy (una muestra más del desmadre de sueldos existentes en España); y que Montserrat Caballé, propensa a calificar los actos delictivos como errores, pacta para evitar la prisión por fraude fiscal (algunos se preguntarán por qué ella sí y otros no, cuando lo correcto sería erradicar semejantes pactos).
Y mientras Europa está en alerta por temor a ataques islamistas, el imán de la Mezquita de Madrid elude el problema del islamismo radical en los mismos márgenes de la famosa M30. Es lo que hay.


                                   Jorge Cremades Sena

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