martes, 30 de diciembre de 2014

GRECIA, AVISO A NAVEGANTES

                        Aunque muchos ahora se rasguen las vestiduras, el caos político griego se veía venir desde hace tiempo y, al final, ha llegado. La incapacidad de elegir presidente, porque así lo quisieron los griegos en sus últimas elecciones eligiendo un parlamento inestable políticamente, obliga ahora a convocar comicios anticipados. Nada alarmante, de momento, pues es normal en democracia que, cuando un parlamento no garantiza la gobernabilidad del Estado, prioridad esencial para cualquier demócrata, sea el pueblo quien de nuevo manifieste su voluntad política a través de nuevos comicios. Lo alarmante por lo tanto no está en la convocatoria electoral para el próximo 25 de enero, está en que, según las encuestas, el previsible vencedor es Syriza (para algunos el Podemos griego), un partido antisistema y antieuropeo de extrema izquierda que, obviamente, genera temor en Europa y preocupación en los partidos democráticos clásicos europeos que, obviamente, ven amenazado su protagonismo gubernamental alternativo (izquierda-derecha moderadas) en la inmensa mayoría de los Estados de Europa desde que finalizara la Segunda Guerra Mundial, propiciada, precisamente desde la democracia, por opciones extremistas vencedoras, como el nazismo alemán. Por tanto, es lógico que todo el sistema europeo y sus instituciones reaccionen ante opciones que precisamente pretenden socavar los pilares del edificio que, para bien o para mal (júzguenlo ustedes), han ido consolidando desde hace ya decenas y decenas de años. Así, por más que algunos lo consideren como amenazas, es normal que el FMI suspenda las ayudas a Grecia hasta que haya un nuevo acuerdo de gobernabilidad, que desde Bruselas o Berlín se inste al futuro ejecutivo griego a respetar los compromisos (pago de deuda, déficit, reformas…) del país, o que los mercados decidan negar o poner dificultades a una financiación que consideran de dudosa recuperación. Tan normal como que las opciones políticas europeas antisistema y euroescépticas se alegren del “cuanto peor, mejor” ya que es la manera más fácil de liquidar un sistema político (conocido como democracias liberales u occidentales) en el que no creen, aunque, a pesar de los pesares, baste darse una vuelta por el mundo para saber que, con todos los errores que se quiera, con todas las deficiencias, es el sistema que mejor garantiza la combinación de la libertad, la prosperidad y la paz en las relaciones humanas. Por tanto, nada de miedos, simplemente, los griegos tienen, como debe ser, la última palabra, pero sabiendo que no se puede estar a la vez repicando y en misa. Al final, hasta Syriza sabe que el día después de los comicios, hay que seguir pagando las pensiones, por pequeñas que sean, los salarios públicos y los servicios sociales, por mejorables que sean, y todo el engranaje del Estado, por caótico que sea… y que, para ello, se requiere financiación externa que, obviamente, no aparece por arte de magia. Así las cosas, lo esencial es que, además de Syriza, lo sepan los griegos y, sí a pesar de todo, apuestan por los profetas de milagros inexistentes, nada que objetar. Cada pueblo tiene derecho a decidir su destino democráticamente y, hasta la fecha, es lo que han hecho los griegos. En eso consiste la democracia, que, entre otras cosas, exige apechugar con las consecuencias. 
            Ya en España que, como Grecia, tendrá que afrontar un año electoral complicado, repleto de recetas mágicas y milagrosas,  algunos, como Cayo Lara, ante la pretensión de otros de poner todo patas arriba, se ponen las pilas, cuando hasta ahora se sumaban sin más a las demagogias, y salen en defensa de nuestra no ya tan corta experiencia democrática. Dice el líder de IU (aunque por poco tiempo) que “La Transición no fue ningún pacto de élites” ya que algunos protagonistas estaban “en el exilio y en la cárcel” por lo que defiende la reforma constitucional (que la propia Constitución contempla) pero reivindica la esencia del consenso de 1978, reconocido por toda la comunidad internacional como ejemplo pacífico de liquidar una dictadura, por más que desde las propias filas de IU se generen incertidumbres al respecto en su errada estrategia matrimonial con Podemos y compañía. Entretanto, mientras Montoro autoriza a la Generalitat a mantener su entramado de 200 entes públicos, los soberanistas presionan a Mas para que convoque elecciones de forma inmediata…. No vaya a ser que las cosas mejoren, como piensa Rajoy, y se les vengan abajo sus pretensiones como en el cuento de la lechera.
            Y en el capítulo de tribunales, mientras el juez Bermúdez espera el informe de la Guardia Civil (tras tener ya los de la Policía y la Ertzaintza) para ver si juzga a ETA por genocidio, el Supremo avala el uso de mensajes de texto de las víctimas en los juicios, por lo que los SMS valdrán como prueba contra los criminales. Y en el “caso Pretoria” la Fiscalía pide casi siete años de cárcel para cada uno de los “escuderos” de Pujol, ya que las comisiones de dichos colaboradores del que llegara a ser Molt Honorable “no tenían justificación” al extremo de que dicha “guardia pretoriana” pujolista ocultó veinte millones en paraísos fiscales, por lo que tanto Prenafeta como Alavedra se enfrentan no sólo a los citados años de cárcel sino también a una reclamación por parte de Anticorrupción de nada menos que 33 millones… ¡Qué así sea, pues ya está bien!
            Por lo demás una serie de naciones islamistas, coincidiendo con la Junta de Andalucía, ven una “provocación” que la Mezquita de Córdoba sea de la Iglesia, por lo que, entre los más de cincuenta países musulmanes, algunos como Irán, Qatar y Emiratos, aplauden la “valentía” del Gobierno andaluz y critican que los cristianos alteraran la “identidad” del monumento en el siglo III (seguramente un error ya que la toma de Córdoba por los cristianos fue en el XIII y en el siglo III ni siquiera existía el Islam). Entretanto un libio curado en España en misión humanitaria se inmola en un atentado en Irak.
Y, mientras Escocia confirma un nuevo caso de ébola de un médico en Glasgow, el microbiólogo Peter Piat dice que “la tragedia del ébola se podría haber evitado” y lamenta que Occidente “tardara en reaccionar” a pesar de que lo que “ocurre en África nos afecta a todos”. Lleva toda la razón, con miles de muertos por la enfermedad y muchos más miles infectados, no sólo se llega tarde sino mal. Lamentablemente como en otros muchos asuntos de ámbito internacional.

                                   Jorge Cremades Sena

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