jueves, 8 de enero de 2015

TRAGEDIA EN PARÍS

                        Cualquier noticia, cualquier problema, cualquier evento, cualquier suceso, hasta el momento, queda eclipsado hoy por el atroz atentado contra la sede de la revista satírica francesa “Charlie Hebdo” en Paris que ha dejado 12 muertos, entre ellos el director, tres dibujantes y dos policías. Tres asaltantes encapuchados, tras cometer su sanguinaria matanza, huyen, rematando a quienes se encontraban heridos aún con vida, al grito de “¡Alá es grande!”. Teniendo en cuenta que dicha revista publicó hace tiempo unas caricaturas de Mahoma, se podría pensar que el atentado obedece a una especie de intolerable venganza, concreta y puntual, por parte de yihadistas radicales, pero el asunto es más grave aún. Ni siquiera se trata de un ataque a la libertad de prensa o a la libertad de expresión, aunque también, sino de un ataque frontal y directo al sistema de libertades que goza Occidente, cuyos países son víctimas de semejantes atrocidades desde hace algún tiempo, como es público y notorio. Pero lo más trágico aún es que los terroristas, ya identificados, son ciudadanos franceses de origen árabe, nacidos en Francia, el país que acogió a sus progenitores emigrados del norte de África, aunque, eso sí, entrenados al parecer por el Estado Islámico en Siria, dándose la paradoja de que uno de los policías acribillados en el asalto y rematado por uno de los terroristas, también era francés de origen árabe. El terrible atentado, como es lógico, ha causado una gran conmoción política en toda Europa, cada vez más vulnerable, y el temor a que el atentado yihadista sirva para reforzar a los partidos xenófobos cada vez más sólidos en muchos países europeos como sucede en la propia Francia, en Alemania o en Reino Unido. La condena unánime no se ha hecho esperar, incluida la de los musulmanes moderados, horrorizados con la estrategia de matar bajo el nombre de Alá y manifestando que eso no es el Islam, en tanto que miles de franceses se echan a la calle contra el fanatismo y en defensa de la democracia.
            Tras el atentado de París, el Gobierno español, como el resto de sus colegas europeos, ha aumentado el nivel de alerta y de refuerzo de la seguridad, como el blindaje de las infraestructuras críticas, con el incremento de vigilancia policial en aeropuertos, centrales nucleares, estaciones de tren y edificios estratégicos del Estado, teniendo en cuenta nuestra amarga experiencia como víctimas del terrorismo (la mayor de toda Europa) y que España, no lo olvidemos, es objetivo del fanatismo islamista, tal como dicen algunos fanáticos yihadistas, al considerarla a estas alturas las “tierras de sus abuelos”, como si la Historia de España hubiese comenzado en el año 711 con la invasión musulmana. En fin, todas estas precauciones están muy bien, pero bien valdría, tanto en España como en Francia (y en el resto de países europeos), dar una vuelta de tuerca legislativa endureciendo sin contemplación alguna la incitación a la violencia, la militancia en organizaciones radicales que promueven la violencia y, por supuesto, los delitos terroristas de palabra u obra (por leves que sean) y, a la vez, poniendo muchos más medios de control y vigilancia de un fenómeno, el fanatismo yihadista, que desgraciadamente tenemos los europeos instalado en nuestra propia casa. No en vano, al parecer, uno de los tres terroristas de Paris tenía claros antecedentes al respecto, incluida una condena de cárcel por asuntos relacionados con el yihadismo, pero, como es ya absurda costumbre en Europa, su pena había quedado reducida a la mínima expresión. En fin, sin comentarios, pues para algunos demócratas de última generación a quien exija este tipo de reivindicaciones en pro de la seguridad de todos, hasta le pueden considerar como un represor indecente. Y luego, cuando sucede este tipo de atrocidades, como la de París, nos rasgamos las vestiduras.
            En cuanto a otros asuntos se refiere, la caída del petróleo pone a la UE al borde de la deflación, mientras crece la presión para que el BCE, de una vez por todas, compre deuda soberana, en tanto que en Grecia se está dando una fuga masiva de capitales, con un montante de más de 3.000 millones de euros en un solo mes. Por otra parte, en España, se sigue investigando los casos de corrupción y así vamos conociendo datos sorprendentes, como el de la herencia recibida de su padre por Jordi Pujol, que su propia hermana desconocía y que él reconocía como el origen de toda su inmensa fortuna y la de sus hijos; dicha fortuna consistía en unos 13 millones de las antiguas pesetas que, como ven, han dado mucho de sí.
            Y en la ida del derby copero el Atlético de Madrid toma una sustancial ventaja en el Calderón derrotando al Real Madrid por 2-0 aunque, eso sí, en un partido muy igualado.

                                   Jorge Cremades Sena

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