martes, 27 de octubre de 2015

¡VISCA LA REPÚBLICA CATALANA!



                        Como si de arte de magia se tratase Carme Forcadell, tras ser elegida Presidenta del Parlament de Catalunya, con todos los votos soberanistas (Junts pel Sí y CUP) más cinco de la coalición o marca blanca de Podemos (Catalunya sí que es Pot), se permite el lujo totalitario de liquidar el Parlament como Cámara Legislativa autonómica, con las pertinentes limitaciones democráticamente establecidas, para transformarla en Parlament Nacional Catalán de una hipotética República independiente, manifestando que “cerramos la etapa autonómica” y rematando su discurso con vivas a “la democracia, al pueblo soberano y la república catalana”, para entusiasmo de las bancadas totalitarias independentistas y asombro de las bancadas respetuosas con la legalidad democrática que les legitima como tales. Así el Parlament da por iniciado el proceso de independentismo antidemocrático transformando a su antojo, sin ninguna legitimidad para ello, su cometido legal, sin que nadie entienda por tanto a qué democracia, a qué pueblo soberano y a qué república vitorea Forcadell, pues es un contrasentido vitorear a una democracia, la española, a la que ultrajan, a un pueblo soberano, el español, al que pretenden arrebatar, sí o sí, su soberanía, y a una república catalana inexistente, salvo que la flamante Presidenta del Parlament haya perdido el juicio por completo y en pleno desvarío, como sucede a todos los visionarios totalitarios, confunda sus deseos con la realidad. Y todo ello justo cuando Rajoy disuelve las Cortes Españolas y el Rey convoca las pertinentes elecciones generales para el 20-D, asegurando el Presidente que hay medios para responder a un desafío independentista, mientras Sánchez destaca que ha finalizado una legislatura marcada por la corrupción, en tanto que Ciudadanos y Podemos critican que faltan reformas y hay más desigualdad. Por tanto en medio de este jaque de los independentistas al Estado de Derecho se abre una batalla política a nivel nacional en la que el PP esgrimirá “experiencia y resultados”, el PSOE “voto útil”, Ciudadanos “innovación y cambio” y Podemos “alternativa real al bipartidismo”. Esperemos que los cuatro partidos, por encima de sus legítimos intereses programáticos, estén a la altura de las circunstancias a la hora de hacer frente al cada vez más evidente golpe de Estado civil que los independentistas catalanes pretenden dar al Estado de Derecho, pues ante semejante desafío todo lo demás se convierte en secundario.
            Y secundarios son a mi juicio el resto de asuntos, pues si no somos capaces de hacer prevaler la democracia frente al totalitarismo, importará mucho menos si, como dice Rajoy, “España ha cambiado, sería duro dar marcha atrás”, si se descarta o no una reforma de la Constitución en unos u otros programas electorales, si Rajoy avisa a Rivera de que “mi cabeza está bien situada y no dejaré que la cambien de sitio”, si los “papeles de Andorra” ponen contra las cuerdas a los Pujol, o si el Director de Obras del 3% dio contratos por 52 millones antes de ser detenido, noticias todas ellas que aparecen destacadas en los medios de información, pues entre democracia y totalitarismo no hay color, ni equidistancias, ni medias tintas, o se está a favor de la libertad o se corre el riesgo de dejar de ser ciudadanos para convertirnos en súbditos. Y ante semejante coyuntura ningún partido democrático, ningún ciudadano español, sea catalán o no, puede tolerar que se atropellen sus derechos, ni dejar solos y abandonados especialmente ante semejantes agresiones a los ciudadanos españoles de Cataluña, más de la mitad de su población (y aunque fueran menos daría igual), que obviamente no quieren dejar de serlo para convertirse en súbditos. No estamos ante un grave problema de Cataluña, estamos ante un grave problema de España y somos todos los demócratas españoles, incluidos los catalanes obviamente, quienes tenemos que resolverlo, pero teniendo presente que su solución pasa inevitablemente por el respeto y acatamiento ineludible a la legalidad democrática que es lo que, sí o sí, ha de imponerse con todos los recursos con que cuenta el Estado de Derecho democrático para hacerlo. Así lo hace cualquier democracia del mundo que se precie, ya se configure como Estado unitario, federal, confederal o marciano.
            Y en cuanto a asuntos del exterior cabe destacar que la OMS crea gran alarma anunciando que las carnes procesadas provocan cáncer, comparándolas con el tabaco y el alcohol; que la victoria de la ultraderecha en Polonia alarma a Europa; que Bruselas pide a la banca que devuelva el dinero de las “cláusulas suelo”; y que China creará 40 superempresas para conquistar el mundo, como la fusión de una parte o la totalidad de las operaciones de las tres grandes aerolíneas nacionales.
Jorge Cremades Sena

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