jueves, 11 de enero de 2018

PODREDUMBRE SECESIONISTA



                        El totalitario mundo secesionista, ebrio de engaños y delitos por parte de sus promotores, comienza a hacer aguas por todas partes, evidenciando que, tras su falsa e idílica unidad, sólo hay podredumbre y egoísmos personales, lo que no quiere decir que ya nos hayamos librado de sus machadas totalitarias, sus demagogias intolerables y sus desafíos inadmisibles al Estado de Derecho, pues sabido es que los dictadores son incluso más peligrosos como liberticidas cuando se sienten amenazados por la libertad y la democracia. Y en este contexto de podredumbre secesionista, que pone en evidencia la crisis del separatismo, es donde cabe encuadrar las primeras bajas de sus líderes, como las de Artur Mas, que deja el PDeCat por discrepancias con el partido y acuciado por la Justicia, y las de Carles Mundó, que renuncia a ser parlamentario tras aspirar a liderar ERC, mientras la intransigencia del prófugo Puigdemont abre una brecha entre ambos partidos, tan distintos en términos ideológicos de izquierda-derecha y tan iguales en términos del secesionismo unilateral totalitario. Así las cosas, el artífice principal del “procés”, cercado por la Justicia y por Puigdemont, deja la presidencia del PDeCat imputado por rebelión, con el patrimonio embargado, señalado por la corrupción del caso Palau e ignorado por el ala más radical de su partido, sabiéndose incapaz de controlar el plan de ruptura de Puigdemont, su sucesor impuesto por las CUP, y afirmando ahora que “no se puede acelerar la independencia en el cortísimo plazo con el 47% de los votos”, olvidando que, aunque fuera incluso muy superior el porcentaje de votos, el pretendido secesionismo unilateral sería tan ilegal como lo es ahora, salvo que una cualificada mayoría de españoles y no sólo de catalanes, decidiera reformar la Constitución al respecto, con lo que estaríamos hablando no de unilateralidades secesionistas sino del ejercicio de un derecho de los catalanes en este caso, decidido por todos los españoles, que ni los catalanes, ni ningunos otros españoles del resto de CCAA, tienen ahora. Por su parte el ex conseller Mundó, de ERC, deja la política ante la radicalización del proyecto del expresident fugado, mientras Podemos negocia con su partido, ERC, darle el control de la Mesa del Parlament, pues al tratarse de un partido de izquierda lo vende mejor ante la opinión pública que si diera el apoyo a un partido de derecha, como PDeCat (camuflaje de la antigua CDC), enfangado en múltiples casos de corrupción, aunque con ello el partido de Colau no disimula en absoluto, una vez más, sus ambigüedades y claras simpatías por el secesionismo, por más que de cara al resto de España disimulen diciendo que están en contra de la independencia para taponar la pertinente hemorragia de votos (ambigüedades calculadas, como sucede con el PSC, para contentar a tirios y troyanos, que al final provocan el desencanto generalizado de unos y otros), ya que, precisamente ahora, cuando puede tambalearse la exigua mayoría soberanista (sólo tienen garantizados 62 votos tras la entrega de credenciales a huidos y encarcelados, que no quieren entregar su acta para dar paso al siguiente en la lista) no caben medias tintas, o estás con el bloque secesionista totalitario o con el bloque constitucionalista democrático. Todo lo demás son cuentos y todos los españoles, incluidos los catalanes, deberán tomar buena nota de ello de cara al futuro.
            Y en medio de esta podredumbre secesionista, y cuando la preocupación por Cataluña desciende ocho puntos en el barómetro del CIS (desde la aplicación del 155 y la recuperación de cierta normalidad democrática), el prófugo Puigdemont exige violar de nuevo la ley, como siempre fue su costumbre, para ser investido President y al efecto presiona al preso Junqueras y a ERC para que le elijan sin estar presente en la Cámara legislativa, aunque, de momento, ERC se resiste a actuar de forma ilegal y se remite a lo que dictaminen los letrados (antes se pasaron los dictámenes por el arco del triunfo), mientras Manuel Fernández Fontecha, letrado de Las Cortes, sostiene, como es lógico y de sentido común, que “la presencia física del investido es absolutamente ineludible e indispensable”. Asimismo Junqueras considera ilegal que se pueda ser President a distancia o por correspondencia, seguramente no por convicción sino por conveniencia, y en un nuevo escrito advierte al juez de que el reglamento de la Cámara exige la presencia física de todos y cada uno de los parlamentarios, quienes “tienen el deber de asistir” ya que “la persona del diputado es insustituible”… Y lleva razón, por más que le moleste a Puigdemont y sus fieles, mientras Artur Mas responde a la pregunta de si se puede gobernar desde Bruselas se sale por la tangente diciendo “no te voy a contestar a eso” (a buen entendedor…). Lo que sucede en realidad en esta podredumbre secesionista es que cada quien tiene distintos intereses personales, pues no es lo mismo estar encarcelado, fugado o en libertad bajo fianza, mientras todos ellos saben que se enfrentan judicialmente a gravísimos delitos que pueden dar con ellos en prisión durante muchos años. Para más podredumbre, los papeles que iban a quemar los Mossos y que fueron requisados de una furgoneta por la Guardia Civil demuestran que la Generalitat desvió tres millones de fondos del Estado (el maldito Estado que les oprime) para pagar el ilegal y antidemocrático referéndum del 1-O. No en vano, el Gobierno de España apelará in extremis al 155 para evitar un President a distancia, aunque Moncloa espera evitar semejante supuesto, creyendo que ERC no hará a Puigdemont presidente telemáticamente, pero, por si acaso, pactará con PSOE y Ciudadanos un recurso ante el Constitucional si, como se hizo durante la esperpéntica e ilegal proclamación de independencia, se reforma el reglamento de la Cámara catalana para posibilitar lo imposible.
            Entretanto los “padres de la Constitución” que quedan vivos no creen que sea inevitable reformar la Carta Magna y ven margen para cambiar el Estado Autonómico sin modificar la Ley Fundamental, coincidiendo además en que cualquier cambio requeriría un amplio consenso, siendo deseable que lo fuera, como mínimo, cercano al que aprobó la Constitución en su día, pues lo contrario sería a mi juicio un claro retroceso democrático y un riesgo para el futuro. En efecto, Herrero de Miñón, Roca y Pérez-Llorca, ponentes de la Carta Magna, vienen a decir un “no” rotundo al PSOE de Sánchez, desinflando así el proyecto federalista y los experimentos constitucionales promovidos por el líder socialista, no vaya a ser que el remedio sea peor que la enfermedad. Ya dijo Alfonso Guerra en su día que “los experimentos, con gaseosa” y ahora Roca, tan distinto ideológicamente con Guerra, sostiene con total acierto que “la Carta Magna debe respetarse en su integridad, no hay vías al margen de ella”. Cabría preguntarse, entre otras cosas, si para crear un Estado Federal se requiere previamente o no la existencia de Estados independientes que estén dispuestos a federarse, tal como han surgido los actuales Estados federales que existen en el mundo.
            Y en cuanto a otros asuntos cabe destacar la petición de Sánchez de un impuesto a la Banca para pagar las pensiones y Podemos anima al PSOE a presentar una iniciativa conjunta en el Congreso, aunque la propuesta del líder socialista sólo cubriría el 13% del déficit de las pensiones, por lo que el PSOE fía al crecimiento y a una subida de salarios lograr que cuadren las cuentas. Entretanto dos ex ministros de Economía comparecen en el Congreso: Solbes y Rato. Solbes admite errores al no haber previsto la crisis económica y haber subido el gasto público, reconociendo “claros errores de previsión de la crisis” que se negó en 2008 para ganar las elecciones, con el Gobierno de Zapatero. Rato, por su parte, acusa al Gobierno de Rajoy de la caída de Bankia y de querer detenerle, arremetiendo contra varios de sus ministros (dice sobre Guindos: “el 6 de mayo pidió mi dimisión y 250.000 millones de euros abandonaron el país”; sobre Montoro: “se refirió a mi situación tributaria antes de mi detención…aún no he sido acusado”; sobre Catalá: “el día antes de mi arresto cuenta mis datos fiscales en televisión, ¿cómo los conocía?”; y sobre Báñez: “le dijo a mi secretaria que se fuera separando de mí porque iba a tener problemas”), un claro ajuste de cuentas con el Gobierno de Rajoy en tono chulesco durante su comparecencia en la Comisión de Investigación sobre la crisis financiera.
            Por lo demás cabe citar que el Rey Felipe acude por primera vez a Davos para defender la imagen de España, encabezando la mayor delegación española de la Historia en el Foro Económico; que el turismo cierra un año récord con 82 millones de visitantes; que el PP obliga a Ciudadanos a retratarse con la prisión permanente revisable, otro asunto de rabiosa actualidad; que Podemos se ve obligado a justificar la larga ausencia de Pablo Iglesias, quien hará una purga de críticos ante las municipales, mientras Echenique culpa a la prensa de los malos resultados en Cataluña; que los líderes de los países del sur celebran una cumbre en Roma, centrada en la inmigración, y abogan por aumentar el control de las fronteras y porque el peso del flujo migratorio sea compartido por la UE; y que es ilegal grabar incluso a los ladrones, pues Estrasburgo indemniza a cinco españolas despedidas por robar en su trabajo, ya que “deberían haber sido informadas de que estaban bajo vigilancia”, aunque sostiene que el despido fue procedente.
Jorge Cremades Sena

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