Desde
mi mayor dolor de corazón y desde mis más profundas convicciones socialistas y
democráticas me veo obligado a decirle al líder del PSOE, Pedro Sánchez, y a su
Ejecutiva, que así no podemos seguir los socialistas, manifestándole mi rechazo
profundo, tanto en el fondo como en la forma, a la actuación en el Congreso de
los Diputados del Grupo Socialista durante el debate sobre la derogación de la
Prisión Permanente Revisable (PPR, en lo sucesivo) propuesta por PNV a la que,
tanto PP como Ciudadanos, habían presentado sendas enmiendas a la totalidad,
que es lo que se discutía en la Cámara, siendo estas rechazadas por PSOE,
Podemos, Nacionalistas y Abertzales, propiciando así que la propuesta del PNV
para derogar la PPR siga su curso en las Cortes. Al margen del agrio debate
parlamentario, preñado de acusaciones indecentes entre unos y otros grupos
políticos y con el asesinato del pequeño Gabriel como telón de fondo, el PSOE,
que interpuso legítimamente en su día un recurso de inconstitucionalidad
(todavía no resuelto por el TC) contra la PPR, aprobada en su momento con la
anterior mayoría absoluta del PP, decide entrar al trapo (yo diría, caer en la
trampa del PNV) para arremeter virulentamente contra las enmiendas azules y
naranjas, cuando precisamente tenía todas las bazas a su favor para, en un
ejercicio de sensatez y cordura, eludir tan inoportuno debate parlamentario
anunciando su abstención a la espera, en todo caso, de lo que decida el TC al
respecto. Es más, no conforme con este error político de cálculo, su portavoz
Juan Carlos Campo, en una intervención desafortunada y olvidando los tres
millones de firmas contra la derogación de la PPR aportadas en el Congreso por
las víctimas, acusa a PP y Ciudadanos de “utilizar a las víctimas”, presentes
en la Cámara (que se indignan al verse consideradas como si fueran idiotas),
critica la magnífica actuación del ministro Zoido en el trágico caso del niño
Gabriel (por exhibir el pañuelo azul que le regaló su madre como gesto de
agradecimiento) y argumenta, confundiendo a la gente, que “sin prisión
permanente revisable vencimos a ETA y con prisión permanente revisable se ha
asesinado a Gabriel” (como si el objetivo de la PPR fuera evitar asesinatos
atroces cuando sabe que es evitar la reincidencia de quienes los cometen tras
cumplir penas sin estar reinsertados). Así no, Pedro; así, no podemos atraer de
nuevo a los votantes españoles que, según sondeos, ocho de cada diez apuestan
por la PPR, tal como hacen prácticamente todos los países y pueblos integrados
en la UE; cuestión distinta es reformar la Ley para ajustarla más a países de
nuestro entorno, rebajando los plazos para la primera revisión de condena (en
Europa oscilan entre los 10 y los 22 años de prisión y aquí entre 25 y 35
años)….pero derogarla carece de sentido, salvo que pensemos que nuestros socios
europeos están equivocados. Así no, Pedro, pues no se trata ni de odio, ni de
ira ni de venganza (las víctimas lo saben perfectamente) sino de intentar
proteger a los ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, de ser objeto
de delitos abominables a manos de quienes tras haberlos cometido y haber pasado
por penas de prisión no quieren o no pueden ser reinsertados socialmente….
¿acaso no es la reinserción el principal objetivo del sistema penitenciario?;
pues bien, la PPR es la mejor garantía para lograrlo y, en caso de fracaso (los
logros no son infinitos), para proteger a los ciudadanos de semejantes
monstruos.
No
extraña pues que, tras este innecesario e inmenso error del PSOE (uno más)
reafirmándose, entre otros, con Podemos y PNV en la derogación de la PPR, los
familiares de víctimas anuncien protestas para intentar su rectificación
convencidos de que “sus bases no entenderán que no se protejan a los más
vulnerables”; ni que, adviertan que “no vamos a parar” mientras expresan su
indignación porque “nos han insultado”; ni que tilden de “lamentable” las
alusiones al asesinato del pequeño Gabriel durante el debate; ni que Blanca
Estrella Ruiz, Presidenta de la Asociación Clara Campoamor, próxima al
socialismo, muestre junto a las víctimas su desaprobación; ni incluso que la
podemita Bescansa pida perdón a la sociedad por el bochornoso espectáculo
ofrecido….Es obvio, como dice algún medio, que en España la oposición política
es lamentablemente revisable y, si el resto quiere seguir siéndolo, el PSOE
debería intentar al menos revisar garrafales errores como el que nos ocupa para
no seguir cayendo en la demagogia barata de populistas y nacionalistas,
coincidentes en que cuanto peor, mejor. Así no, Pedro; así, no.
Y
mientras todo esto sucede, Patricia, la madre del pequeño Gabriel pide que “no
se extienda la rabia” y seguir “creyendo en la buena gente”, después de que la
autopsia revelase que su hijo fue estrangulado y golpeado, mientras la presunta
asesina, Ana Julia Quezada, pareja del padre del pequeño, finalmente decide
declarar ante la Justicia y confiesa el crimen. El juez, con las pruebas
aportadas por el magnífico trabajo realizado por la Guardia Civil, confirmando
que actuó sola y que el móvil fueron los celos, decreta su prisión acusándola
de asesinato, mientras ella intenta demostrar que sólo se trata de un homicidio
para evitar precisamente la posibilidad de que le pueda ser impuesta la PPR,
asegurando que el niño la agredió y que ella actuó en defensa propia, mientras
no pocos vecinos intentan agredirla al grito de “que te despellejen viva”. Por
otro lado Patricia y Ángel, los padres del pequeño Gabriel, despiden a su hijo,
confortados por miles y miles de vecinos, en un funeral en la Catedral de
Almería, que se queda pequeña, al que también asisten, entre otras autoridades,
la Vicepresidenta del Gobierno, el Ministro Zoido y la Presidenta de la Junta
de Andalucía.
Pero,
aunque el debate sobre la PPR y las circunstancias en que se ha desarrollado
eclipsa todo lo demás, cabe destacar también que el día anterior se produjo
otro debate en el Congreso, que deja mucho que desear, en cuanto a la altura de
miras de nuestros políticos. Se trataba de la comparecencia en Pleno de Rajoy a
petición propia para tratar el problema de las pensiones. Un asunto de marcado
carácter electoralista que trasciende el ámbito partidario y que como asunto de
Estado jamás debiera haber salido del Pacto de Toledo. Pero no es así. Tras las
escaramuzas sobre qué había provocado la comparecencia del Presidente, quien
pretendía evitar que el Pleno fuera un “bazar” de ofertas (lo importante es que
comparecía y no si lo había hecho por las presiones callejeras de los
pensionistas), Rajoy, que había vetado el impuesto a la Banca propuesto por el
PSOE, hace un largo alegato sobre las dificultades de incrementar el inmenso y
creciente gasto (el mayor de todos) de las pensiones vinculándolas al IPC,
supeditando en todo caso el avance de las mismas a que haya Presupuestos y
anunciando que no habrá marcha atrás en la reforma de 2013, y que su objetivo
es que entre 2018-2019 la pensión media pase de 652 a 754 euros mensuales…..Y
comenzó el desfile de críticas sin propuestas concretas ningunas por parte de
los diferentes grupos, incluido el del PSOE, representado en este caso por
Margarita Robles, quien, sumándose a los demagógicos ataques del resto de
partidos de la oposición (que carecen de experiencia gubernamental), volvió a
errar, olvidando que el PSOE, protagonista indiscutible de la gobernanza de
este país, estaba obligado a aportar algo más que descalificaciones por las
mínimas subidas de las pensiones, pues ello dio pie, para regocijo del resto de
partidos de la oposición, a que Rajoy le contestara que, al menos él, a
diferencia de Zapatero, no ha tenido que congelarlas todavía. Es obvio que, si
no tenemos alternativas viables a los problemas existentes y a las soluciones
que de momento le dan los gobernantes, lo mejor que podemos hacer es no caer en
la deriva demagógica que hacen quienes no tuvieron la responsabilidad de
gobernar jamás, a ellos al menos no les pueden reprochar los errores cometidos
en el pasado, pero a quien sí gobernó, sí le pueden afear, como es el caso, que
hicieran en su momento lo que ahora desde la oposición critican, siendo así
peor el remedio que la enfermedad. ¿No hubiera sido más positivo remitir el
asunto de las pensiones, su revalorización y su viabilidad al consenso del
pacto de Toledo? ¿Por qué el PSOE, si carece de alternativas concretas y
viables que ofertar, entra también en este asunto al trapo populista e
irresponsable de la crítica y la descalificación sin más? Lo que está claro, y
a las pruebas me remito, es que así no, Pedro; así, no vamos a ningún sitio.
Jorge Cremades Sena
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